Si la semana pasada hablábamos de lo distinta que es la teoría que cuentan los libros con la realidad de la práctica en cualquier departamento de marketing, esta semana vamos a hacer lo contrario. Vamos a partir de algunas situaciones que suceden en el día a día y le vamos a intentar da un significado teórico.
Caso 1.
Práctica: Confirmaste un presupuesto de impresión de 50.000 folletos sin darte cuenta que no iba incluido el acabado brillo.
Teoría: Hay que adecuar la comunicación a las tendencias actuales del mercado. En la actualidad el toque retro y vintage es lo más.
Caso 2.
Práctica: Terminas de presupuestar las acciones del plan de marketing que tienes que presentar mañana y te has pasado del presupuesto asignado, por lo que reduces algunas partidas así a ojo y ya te pelearás negociando precios llegado el momento.
Teoría: El presupuesto de marketing refleja por partidas el gasto en el que incurrirá el departamento en el próximo ejercicio y a día de hoy estos números son lo más aproximados posible.
Caso 3.
Práctica: La agencia te presenta tres creatividades de cara al lanzamiento de la próxima campaña. Dos que no hay por dónde cogerlas y una que más o menos se salva.
Teoría: “Hemos trabajado intensamente en las propuestas, a todas ellas le hemos dedicado un cariño y esfuerzo muy especial siguiendo punto por punto lo indicado en el briefing que nos facilitaste”, la agencia dixit.
Caso 4.
Práctica: ¿Qué le vamos a hacer? aunque suene duro somos así: ”Culo veo culo quiero”
Teoría: Una de las acciones más efectivas y rentables del marketing es ‘El boca a boca’ (Worth of mouth), técnica que consiste en pasar información de unos a otros a través de recomendaciones.
Caso 5.
Práctica: Contratasteis una azafata para repartir una prueba de producto en la última feria especializada a la que acudisteis y la mayoría de la gente de la cola llevaba bolsas llenas de bolis, libretas, folletos… de uno y cada uno de los stands presentes en el pabellón.
Teoría: El sampling (reparto de muestras de producto) es una técnica muy útil para hacer que tu público objetivo vea, toque, pruebe el producto y lo interiorice de forma más natural.
Porque la realidad siempre supera cualquier guión. Por mucho que los de marketing queramos tenerlo todo controlado esto es prácticamente imposible, los humanos somos impredecibles. Lo que sí se agudiza y mucho es el ingenio y la improvisación. Aprendes rápido a darle una explicación lógica a todo aquello que sucede sin haberlo planeado.
Reblogueó esto en be.blog.
En cierta ocasión tuve que encargar el diseño de un logo para un proyecto institucional. Una de las agencias consultadas nos presentó lo que, sin duda, era un huevo frito. La diseñadora se empeñaba en que viéramos las formas “orgánicas” (siempre recordaré esa palabra. Yo pensaba: claro, dice orgánica porque el huevo frito proviene de un organismo vivo…) y otras cosas que no recuerdo, aunque le reconozco el mérito de haber sido capaz de elaborar un discurso aparentemente coherente a partir del dibujo de un huevo frito. Saludos!
¡Jejeje! Ese tipo de cosas nos pasa mucho a los diseñadores. Lo cierto es que muchas veces no vemos otra forma que la nuestra hasta que nos dicen: “ey… eso parece un…”
Defecto de profesión, lo reconozco… a mi también me ha pasado, pero no con un huevo frito